jueves, 24 de diciembre de 2015

El director de juego como un dios indiferente.

Stop me, oh, oh, oh, stop me
Stop me if you think
That you've heard this one before”
-The Smiths, Stop Me If You Think You've Heard This One Before

Tengo la sensación de que casi todo lo que voy a decir en este artículo son lugares comunes y al mismo tiempo es una defensa de una visión de los juegos de rol que, aunque conocida por muchos, no suele ser mencionada. El resultado es una explicación de mi aproximación al medio, que puede servir como referencia para otros artículos, y una respuesta a la profunda irritación que me produce ver una y otra vez como se describe a los juegos de rol como una forma de contar historias, cómo lo más importante son las historias y cómo el rol debe inspirarse en otros medios que cuentan historias.

[Tras haber escrito el artículo pero antes de revisarlo leí la descripción de las características habitualmente asociadas con los sandbox en Red Tide de Kevin Crawford y creo que es equivalente a lo que intento describir. Con una condición añadida; los jugadores no utilizan a los personajes como peones. Se puede encontrar una descripción muy similar al texto mencionado en las paginas 78-80 del libro Stars without number del mismo autor que puede descargarse gratuitamente en DrivethruRPG [1]. Publico el artículo de todos modos como una forma de intentar explicar con mis propias palabras el estilo en el que estoy interesado y recomiendo la lectura del texto mencionado ya que las similitudes entre el estilo descrito aquí y en el texto de Crawford pueden ser simplemente un error por mi parte.]

Antes de describir mi forma de dirigir, menciono algunas ideas relacionadas. Separare cada una con un título, ya que son una mezcla de los motivos que me han hecho escribir este artículo e ideas necesarias para clarificar mi descripción.

Sobre la etimología

Uno de los primeros obstáculos para discutir las características del medio es creer que la etimología de su nombre nos indica cual es su significado. Al ser la etimología de un nombre un proceso histórico, y por lo tanto no predecible, su estudio nos permite saber por qué el concepto ha recibido su nombre pero nada más sobre él. Los juegos de rol no serían diferentes si fueran llamados juegos narrativos, creación de mundos imaginarios, narración en grupo o historias improvisadas; y por lo tanto el que realmente sean juegos o los roles sean algo importante en ellos no está implícito en su nombre.

Sobre estilos y teorías

El análisis teórico del medio nunca ha sido popular pero como mínimo ha dejado claro que se puede jugar a rol de formas muy diferentes, y por motivos muy diferentes. Esto no ha evitado que muchos sigan proclamando que su estilo es no solo superior a otros sino que es la forma correcta de jugar a rol pero sus razonamientos falaces pueden ser ignorados incluso si su efecto en el fandom puede ser considerable. La teoría del threefold [2] considera que hay momentos en que los posibles objetivos de los jugadores (simplificando: la creación de una historia, la simulación de un mundo ficticio o el enfrentamiento a desafíos) sugieren consecuencias diferentes para los eventos descritos y son las prioridades de los jugadores las que deciden que sucede al darle prioridad a uno u otro objetivo. El threefold nunca llego más allá de un faq, que intentaba precisar el significado que se le daba a sus términos en la discusión sobre la teoría, por lo que es apropiado considerarlo una teoría que se abandonó, antes de profundizar en ella y estudiar su aplicación a casos concretos. Esto explica por qué no se aclara si se aplica solo a situaciones concretas, a partidas o incluso a juegos publicados y las discusiones sobre el significado de su jerga. Su aproximación puede considerarse descriptiva.

Un derivado del threefold es el GNS que cambia tantos conceptos que es apropiado considerarlo una teoría diferente. Uno de sus rasgos más importantes es que mantiene la idea de que existen tres objetivos, que superficialmente son similares a los objetivos del threefold, pero aumenta su importancia y afirma su incompatibilidad. GNS es por tanto una teoría prescriptiva, que afirma que los juegos deben centrarse en uno de los objetivos para evitar ser “incoherentes”. La pretensión de la teoría de explicar como deben ser los juegos sin apoyarse en la historia del medio y por lo tanto ignorando cualquier dato que la contradiga, los abundantes flames relacionados y varios deslices freudianos han afectado a la actitud que tienen muchos hacia la teoría y sus defensores. Esto no ha evitado que se haya convertido en la teoría de referencia para el análisis del medio, por ausencia de rivales, pero no creo que pueda decirse que sea especialmente popular y, aunque es imposible juzgar la fracción que suponen, no es difícil encontrar gente que conoce la teoría y la considera inútil. Mi descripción muestra claramente la frustración que me produce que sea prácticamente el principio y el fin del análisis del medio en este momento.

Creo que el threefold fue un paso en la dirección correcta y es valioso analizar cómo se decide qué sucede en las situaciones en las que no hay opción que satisfaga todas las preferencias. Uno de los casos más obvios para mi es la muerte al comienzo de una partida de un personaje por una tirada cuya probabilidad era muy baja. Se puede considerar que aplicar el resultado de la tirada es inapropiado porque sería anticlimático o frustrante para el jugador. Por otro lado se podría considerar que la posibilidad de que un personaje muera de esta forma realza la impresión de estar en un mundo imaginario. Puede ser incluso frustrante para el jugador pero hacer que el resto de la partida sea mejor para él. Habrá grupos para los que esto no sea un dilema pero creo que se puede considerar que siempre habrá algunas situaciones en las que tienes que renunciar a parte de lo que quieres del juego para conseguir otra cosa. Creo que es muy valioso ser consciente de que la gente busca cosas diferentes en los juegos pero la triada de objetivos descrita es demasiado simplista y una imagen más realista seria un espacio de n dimensiones en los que cada factor es un eje. Utilizo n en la descripción porque no soy capaz de dar una lista exhaustiva de factores que intervienen en estas decisiones y mi conjetura es que no es posible enumerarlos todos. También es importante añadir que muchos jugadores afirman cambiar sus preferencias dependiendo del momento y no hay ningún motivo para dudar de su juicio. Creo que como consecuencia no puede hablarse de objetivos más allá de momentos concretos y lo más cerca que se puede llegar a describir el estilo de un jugador es considerar que algunos jugadores, entre los que me incluyo, tienen preferencias muy marcadas y no suelen salir de una zona pequeña del espacio, lo que permite tener una idea aproximada del tipo de partidas en las que están interesados.

Sobre la definición de los juegos de rol

Se ha discutido muchas veces en el fandom la dificultad de definir a los juegos de rol de forma que se incluyan todo aquello en lo que solemos pensar como juegos de rol sin incluir elementos que sería cuestionable denominar como tales, pero eso es solo un problema si crees que una definición así es necesaria. El único elemento común que soy capaz de ver es la interpretación de un personaje en un mundo ficticio. Por lo tanto los JRPGs pueden verse como juegos de rol, lo cual no parece muy intuitivo, pero no veo ningún problema en ello. Para mi la pregunta no es si es correcto considerar que los JRPGs son juegos de rol o no, sino si nos dice algo interesante sobre ellos analizarlos como tales. Creo que una vez se ha respondido de una forma aproximada a la pregunta “¿Qué es un juego de rol?” podemos centrarnos en la pregunta “¿qué propiedades tienen los juegos de rol, qué puede hacerse con ellos?”

En realidad dado que el significado de una palabra depende de su uso y los videojuegos de rol son mucho más conocidos que los juegos de rol de mesa, son los videojuegos los que pueden ser llamados juegos de rol sin calificativos; pero al estar mis artículos centrados en los juegos de rol de mesa me referiré a ellos como juegos de rol.

Sobre la pertenencia a un medio

No creo que sea razonable ver los medios como ideas platónicas separadas. La poesía, el teatro y la literatura pueden ser vistos como el mismo medio o medios separados dependiendo de como elijas analizarlos. Y lo mismo puede decirse del teatro y el cine. O el teatro y los juegos de rol si queremos seguir la cadena. Creo que los juegos de rol son el resultado de la interacción entre esta “interpretación de un personaje en un mundo ficticio” con diversos objetivos y técnicas. Al menos es la definición que me resulta útil a mi pero soy consciente de que es apropiado utilizar definiciones diferentes para otros propósitos y no creo que tenga valor juzgar si algo es un juego de rol o no. Además de que las afirmaciones sobre que es o no es un juego de rol son prácticamente siempre una forma de insultar a otros.

Creo que existen algunas aproximaciones al medio que llevan al extremo algunos objetivos o técnicas y que pueden servir de referencia para compararlos, como puede servir Universalis como extremo de los juegos en los que se reparte la autoridad del director de juego. Aunque algunos de esos extremos serán probablemente más teóricos que reales. Pero también creo que se puede establecer un continuo entre cualesquiera dos juegos aparentemente muy diferentes entre los que se pueden situar otros juegos, y de hecho probablemente puede hacerse incluso si se recurre solo a los juegos publicados. Si estudiamos entonces solo una sección del espacio de n dimensiones de los juegos de rol podemos hablar de los juegos incluidos en ese conjunto como pertenecientes a un mismo estilo, pero no debemos olvidar su relación con otros juegos.

Sobre los juegos narrativos y mi actitud hacia ellos

La existencia de juegos de rol centrados en contar historias es obvia y uno de los objetivos más populares en el medio es la narración de una historia. No me interesan las historias que se crean en los juegos de rol ya que la incapacidad de revisar la historia una vez finalizada hace que su calidad sea inevitablemente baja y el valor para los jugadores es experimentarla mientras se crea. Como resultado, cuando dirijo nunca estoy interesado en crear una historia y no jugare a un juego en el que como jugador tenga que pensar en el valor como historia de la partida. Al no tener el menor interés en los juegos narrativos no tengo nada valioso que decir sobre ellos y por lo tanto no hablaré de ellos a no ser que cambien mis gustos. Debo añadir que en contraposición a mi análisis sobre el escaso valor de la historia generada por una partida de rol para una audiencia externa he conocido casos, y soy consciente de que no es algo extraño, de espectadores que disfrutan viendo partidas ajenas. Supongo que tienen otros motivos, ya sea un interés en el juego o en los jugadores probablemente, que el valor de la historia; porque me cuesta creer que los juegos de rol tengan unas propiedades mágicas que hacen innecesario un proceso fundamental en otros medios. Aun así debo mencionar el hecho porque puede ser una prueba de que hay un valor especial en estas historias y simplemente soy incapaz de verlo.

La polisemia como falacia

También he visto bastantes veces como se utiliza un truco retórico para decir que todas las partidas son sobre historias. La palabra historia tiene más de un significado y me referiré a su entrada en el diccionario de la RAE.

historia.

1. f. Narración y exposición de los acontecimientos pasados y dignos de memoria, sean públicos o privados.
[...]
4. f. Conjunto de los sucesos o hechos políticos, sociales, económicos, culturales, etc., de un pueblo o de una nación.
5. f. Conjunto de los acontecimientos ocurridos a alguien a lo largo de su vida o en un período de ella.
6. f. Relación de cualquier aventura o suceso. He aquí la historia de este negocio.
7. f. Narración inventada.

Las definiciones 1,4 y 5 son muy similares pero la 7 es claramente diferente. Aunque historias inventadas hay de muchos tipos creo que no es controvertido afirmar que generalmente poseen una estructura y una relación entre sus elementos que las diferencian de la enumeración de sucesos. Se afirma que, como en todas las partidas se puede realizar al final una enumeración de los hechos que han transcurrido, la historia es un elemento central. Esto es un truco retórico clásico en el que se utiliza la misma palabra con dos significados diferentes y se utiliza el significado que más convenga en cada momento. Se puede ignorar este razonamiento y considerar que el que haya una historia incidental de la partida no la convierte en un elemento importante de ella. El que se pueda contar una historia a partir de los acontecimientos de un partido de tenis es difícilmente una prueba de que el atractivo del partido es la historia resultante.

El dios indiferente

El estilo que me interesa es aquel en el que lo más importante es la “ interpretación de un personaje en un mundo ficticio” lo que explica bastante bien por qué es la definición que me resulta útil. Al considerar el mundo tan importante como el personaje busco crear la impresión de que el mundo está vivo y que los personajes que los jugadores encuentran tienen sus propios objetivos e intereses. No veo a los personajes de los jugadores como protagonistas, simplemente son los personajes cuya vida sigue la partida y por lo tanto son siempre el centro de la partida, porque es la historia de sus vidas. Cuando no está claro cual va a ser la consecuencia de una acción quiero que el resultado sea una consecuencia de las leyes de ese mundo y por lo tanto necesito un sistema coherente que refleje bien la realidad del mundo de juego. Quiero darles a mis jugadores la oportunidad de explorar otro mundo. Mi motivación principal es la curiosidad, ¿qué harán con su libertad? ¿Cómo se enfrentaran a los desafíos que se les presentaran? Soy un dios indiferente al que no le importa que sucede en su mundo, es suficiente con que suceda algo.

Pero también soy un dios relojero que escoge las leyes de su mundo, crea a sus habitantes y no es para nada indiferente antes de que la partida comience, cuando el mundo de juego esta congelado en el tiempo y puede ser alterado tanto por mi voluntad como según los deseos de los demás jugadores. Estoy tan interesado por el conflicto como otros jugadores y por lo tanto crearé un mundo donde existen conflictos que me interesen y puede incluso que les pida a los jugadores que creen personajes que al principio de la partida defienden una causa concreta. También existirán pnjs que defiendan ideas que me gustaría que se discutieran en la partida o cuyas consecuencias quiero explorar. Los elementos que querría que se trataran en la partida estarán en el mundo de juego pero, aunque ciertamente sería decepcionante que la mayoría de esas ideas fueran ignoradas, no tengo una idea preconcebida de que sucederá, a excepción de las acciones de los pnjs si los pjs no intervienen en ellas pero esto es porque ya son una parte del mundo de juego inicial. El mundo de juego es una serie de preguntas a los jugadores y mi objetivo es ver como responden a ellas. Cuando el tiempo empiece a transcurrir mi capacidad de añadir nuevos elementos se limitara a las situaciones en las que las limitaciones de mi creación inicial la hagan necesaria pero estaré atado por todo lo que ya existe.

Utilizo la palabra dios para definir mi relación con el mundo porque el papel del director en este estilo es el de creador de los elementos del mundo y de las leyes que lo describen pero no es un olímpico caprichoso sino un dios distante. Es cierto que durante la partida la palabra del director es ley si hay una discusión y no se puede llegar a un acuerdo pero esto es así porque, para crear este mundo imaginario que tiene su propia vida, es necesario que los jugadores solo puedan interactuar con él a través de sus personajes y por lo tanto el director tiene más información sobre el mundo que cualquier otro jugador. En cuanto termina una sesión los jugadores tienen todos el mismo control sobre la partida. Este estilo le da tanto poder al director sobre el mundo de juego que es necesario que los jugadores confíen mucho en el director y la comunicación en el grupo sea fluida pero lo mismo podría decirse de casi cualquier juego. En la mayoría de los juegos el poder del director no es menor pero es menos obvio. Es un efecto similar al que producen los sistemas no aleatorios, como los de Nobilis y Amber, cuando los jugadores no tienen ninguna forma de cambiar el mundo más allá de las habilidades de sus personajes.

Este estilo de juego ha sido denominado Simulacionismo o Juegos basados en mundos pero el primer término, que es el más conocido, ha sido utilizado con un significado difuso en discusiones teóricas que han dejado un mal sabor de boca a muchos y por lo tanto no estoy seguro de que sea una buena idea intentar recuperarlo. No creo que se deba renunciar a una palabra porque su significado ha sido transformado o diluido por intereses bastardos pero no tengo claro que merezca la pena recuperar simulacionismo, en vez de usar una descripción más larga de lo que quiero decir al utilizar la palabra, cuando tendría que precisar que significado le doy a simulacionismo cada vez que la utilizo.

Es necesario decir que esta necesidad de mantener la coherencia con la situación inicial del mundo ficticio es una característica que comparten muchas historias y por lo tanto habrá muchos parecidos entre una partida que presenta un escenario como planteo y una partida que pretende contar una historia como la descrita y cuyo desenlace no está predeterminado. Solo en algunos momentos se manifestará la diferencia de planteamientos, y de hecho la creación del mundo inicial tomando decisiones basadas en el potencial dramático y los conflictos implícitos puede ser idéntica. Esto hace que los textos escritos para uno de estos estilos también sirvan de base al otro. Una idea que explorare en un análisis futuro sobre alguno de los básicos de Ars Magica, ya que es un juego que ha sido descrito como representante de los dos planteamientos descritos.

Se podría considerar que, dada la importancia que se le da a mantener la coherencia con lo que ha sucedido antes, esto también se aplica a los personajes de los demás jugadores, pero esto no es inevitable. Es perfectamente posible tener un mundo coherente en el que los PJs son elementos caóticos y completamente impredecibles que ejecutan cada uno de los caprichos de sus jugadores. No hay nada malo en utilizar a un personaje como un títere, pero no es algo que me interese. Por lo tanto, en una de mis partidas esperare que los demás jugadores vean a su personaje, o personajes, como alguien con su propia historia y personalidad. En la práctica, si hay una diferencia de gustos con alguno de los demás jugadores, intentare encontrar unos criterios aceptables para todos.

Espero haber logrado mostrar que los juegos de rol pueden ser algo más que una forma de contar historias.



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